Recuérdame, cuando ya no nos veamos, cuando debamos dejar estas playas donde nos dejamos llevar por el viento, y el viento se hace cálido al besarnos los labios, robándonos algún verso improvisado para hacerlo eternidad…
Recuérdame alma, porque no necesitamos rostro, ni nombres, sólo encontrarnos sin hora, en una playa cualquiera, sin reloj, sin banderas, con un manto que se haga caricias y abrazo, protegiéndonos del atemporal olvido, celoso sin recordar…
Tú serás mi recuerdo, un libro abierto al amor, y en cada página, me creeré que fui yo esa musa que en tus brazos en el corazón y en la piel, un mapa de besos dibujó, y en él,
el tesoro que nadie más encontró, juro que lo creeré…