No me pega

Lola Bracco ®©

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Sep 11, 2020

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Ella confió en mi, porque siempre hubo cosas que yo no entendía, su mirada triste, su hablar escaso de detalles, sus “no puedo” sin sentido, su no animarse. No pudo aguantar, el encierro y la pandemia habían agravado todo, lo que ella sostenía, para no caerse de si misma, y quebrarse en mil pedazos de su corazón de cristal.

Me dijo: “ya no aguanto, no me pega, no me abraza, y a veces voy hasta él en la súplica de un beso para mentirme que me quiere. Pero no me pega, no tengo marcas de cada palabra de mil cachetadas desangrando el alma, que nadie ve. Nadie sabe de sus palabras hirientes, de las tantas veces que me hecha de la casa sabiendo que no tengo donde ir con mi equipaje. Y cuando bebe el miedo me estremece a responderle cualquier cosa que me diga, en estos días donde todo lo odia. Odia la vida, la suya, la de los demás, y hasta que me enferme o sienta mal, o esté triste por otras cosas, a veces me odia a mi también. Pero no me pega, sólo dos o tres veces alguna vez, y así he aprendido a no contestarle, pero hay días que hasta mi silencio le enfurece; hay otros que está contento y me sonríe, y siento que todo es posible. Que el tiempo regresa a su inicio. Pero querida amiga, ya comprendo que no es, que nunca será así.”

Eso me dijo sin poder sostener la mirada, con culpa y vergüenza, con miedo que él se entere, o la escuche… El miedo es su sombra, la nostalgia llena con un mar de lágrimas sin olas, que le quema el alma con toda su sal hasta llegar a la puerta de sus ojos. Se esfuerza y me sonríe y cuando la hago abrazo fuerte, en un silencio de consuelo y no estás sola, se libera en el caudal de la tristeza, y llora, y yo con ella, mientras juntamos algunas cosas en el primer bolso que encontramos, ahora sabe que no está sola.