No me dicen poeta, yo me río, él se enoja, mientras mi proyecto en word guardado se burla orgulloso sin ser corregido, y susurra entre hojas: “ siempre serás la misma, para ellos no eres poeta sin libro, y el libro está conmigo sin ser leído… “
Y al Word que tanto quiero, que siempre ha sido fiel y leal amigo, le sigo pegando, cada texto que mi blog escribo, cuando mi corazón quiere inspirado, porque entre letras los títulos se inventan, y a mi no me interesa cuantos libros tienen los que se llaman a si mismo poetas.
Sólo escribo, sola hago mis poemas, mis viajes en cada relato, me cambio los nombres que nunca dijo, y paso del abandono, al amor perfecto, a la prostituta, a la hija y a la madre, y cuando apago el Word, suspiro y recobro mi voz, vuelvo a ser yo, la misma, a la que algunos, no todos llaman poeta.