Pero tú no la llevas, ella triste te lleva, inundando de tristeza y de tormentas, donde un instante cada día en silencio, la mirada vas ahogando…
Y aunque la mirada a veces finge, disimula, lo intente y se esfuerce, no consigue, no puede, no nos miente, sólo que no puede, y no quiere verse…
Llevas la mirada que desborda, y yo la veo, porque la mía también es triste, porque viste cada día la
melancolía que le deja la vida, sin saber cual de todas, por eso amanece nostálgica de su memoria, para volver a buscar al mar dueño de sus lágrimas con sal…
Y tu llevas, una mirada parecida, sin saber tu historia, puedo verla e invitar que acompañe a la mía, para que no se sientan solas, incomprendidas, para no perderse bajo su tormenta, en su búsqueda… (Lola)