Tenía rostro bonito, nadie sabía que era ella, que su calor era fiebre, en un verano ya casi por marcharse.
Le dijeron, la nombraron: Pandemia, de origen asiático, y con su alma tan etérea entraba y enamoraba cualquier cuerpo, para no estar sola, para llevarlos con ella.
Un día la vi de atrás, en un colectivo a ninguna parte, no importaba donde, ella seguía su viaje. #Microcuento