JUGUETES PARA LA PAZ

Había soldaditos de plomo, luego llegaron los de plásticos, más económicos, y así más niños podían jugar, jugar a la guerra.

¿A qué fabricante degenerado de sueños pudo ocurrirsele la idea de jugar con la muerte?

Había soldaditos, en las manos de los niños, y jugaban con ellos a matar y morir, como metáfora de realidades, ésas donde otros juguetes humanos con armas de la muerte, era/son manipulados por monstruos del poder absoluto, pintando de rojo al mundo, mucho antes que existieran los juguetes.

Nunca entendí el juego, ni si aquellas personas que compran los soldados para un niño llegaron a pensar en todo eso.

No debiera haber soldaditos de plomo, ni de plástico, ni de carne y hueso.

No debiera haber guerras que los necesiten, pero eso, eso es imposible.

Siempre hubo soldados para un líder, para quien manipule, para jugar indefectiblemente con la vida, sin sufrir ninguna muerte.

Ahora todos podemos ser soldados, con un simple juego, en una pc o en pantallas gigantes, y matar, matar para subir de nivel… Los hay futuristas, medievales, de súper héroes, de lo que queramos, para no querernos, ¡Para matarnos!

Yo he visto la tensión al jugar, la ofuscación, la bronca, que generan esos juegos, el placer de matar, si, el placer de matar.

Y elijo no regalar soldaditos, no ver películas de guerra que no me den esperanza, no ser parte de un mercado que nos manipula el inconsciente desde pequeños.

Había una vez un mundo mejor, en un futuro de mis sueños, donde los niños puedan jugar con amor, que no sepan que es la muerte, para eso la vida tiene tiempo.

Los verdaderos soldados, son aquellos que curan, que enseñan, que cuidan sin armas en las manos, cada día. Maria Gabriela Micolaucich.