Tuve la mala costumbre de acostumbrarme fácilmente, de amar y confiar cuando en otros ojos podía leerme y creer, y fue mala porque mala hay mucha gente, gente que miente muy bien con la mirada, porque en ella está su alma, y eso si que duele más, que tener la buena costumbre ahora, de ya no poder confiar… (Lola)