Sufro. Sufro la muerte anticipada, el silencio mientras la música baila, la traición anunciada en la mirada, sufro la herida y su dolor, antes de la caida. Sufro como herencia de otras vidas que no olvidan, que se reencarnan una y otra vez con su dolor, y sin memoria se clavan en mi, en la misma agonía que me dejó morir tantas veces, entregada y vencida.